Bruce Grannec es una leyenda. Y en una disciplina tan joven como los deportes electrónicos, las leyendas no abundan. El francés marcó la historia de la FIFA eWorld Cup, antes denominada FIWC, adjudicándose dos veces la competición, en 2009 y 2013, y llegando a la final en 2012.

Una regularidad al máximo nivel que debía esencialmente a su mentalidad de campeón y a su sangre fría fuera de lo común. Su capacidad para permanecer impasible en competición le valió el apodo de La Máquina.

“Permanecía tranquilo tanto cuando marcaba como cuando recibía un gol porque quería seguir metido en mi partido y bien concentrado. También por respeto al rival”, explica a FIFA.com.

Sin embargo, al término de la temporada 2015, decidió poner fin a su carrera de jugador profesional, con solo 28 años. “Llevaba diez años compitiendo. Cuando empecé, estaba entre los más jóvenes y, al final, era uno de los que tenía más edad. Me dije que era el momento de pasar a otra cosa. Tenía un poco menos de motivación y, con los jóvenes que llegaban por detrás, tenía la sensación de que ya no servía de mucho si no estaba al máximo nivel”.

En todo caso, Grannec no ha colgado por completo la consola. Reconvertido a tiempo completo a streamer y comentarista, sigue siendo un jugador activo, pero que ahora juega por placer y con un buen humor comunicativo, al tiempo que sigue siendo capaz de plantar cara a los mejores durante un partido.

“Siempre se disfruta viendo que todavía tengo nivel”, bromea el ex videojugador profesional, que cuenta con casi 500.000 suscriptores en su canal de YouTube, y que ve cómo los medios especializados se pelean por sus valoraciones de experto.

Desde la retirada del francés, ningún campeón mundial ha logrado revalidar su título. “Cada vez hay más jugadores, y el nivel es cada vez más alto”, analiza. “Pero pienso que es perfectamente posible que otros jugadores consigan repetir lo que yo hice en un futuro próximo”.

A todos los que sueñan con imitar a Grannec y hacerse jugadores profesionales, les aconseja lo siguiente: “Poner a prueba tu nivel contra jugadores mejores que tú, incluso contra profesionales. ¡Y sobre todo, no dejarse desanimar! Es una disciplina muy exigente mentalmente, y es en las dificultades donde hay que demostrar que tienes recursos. Asimismo, hay que ser serio y tener un estilo de vida saludable. Yo siempre he sido bastante deportista, y eso me ha ayudado mucho para estar a tope en la competición”.