jueves 10 noviembre 2016, 07:37

Final de viaje playero para los pioneros belgas

****A estos jugadores belgas nunca les había resultado tan placentero pisar tierra firme. Después de tres semanas en alta mar recorriendo los más de 11.000 kilómetros entre Europa y Sudamérica, su euforia al llegar a Uruguay para disputar la edición inaugural de la Copa Mundial de la FIFA™ era totalmente comprensible.

Debido a la larga distancia, al tiempo que se tardaba y al precio que costaba realizar ese trayecto en 1930, y dado que los vuelos comerciales no eran todavía una opción viable, Bélgica había figurado inicialmente entre la gran mayoría de países europeos dispuestos a declinar su invitación para jugar el Mundial. Sólo dos selecciones del Viejo Continente –Rumanía y Yugoslavia– habían solicitado participar; e hicieron falta las insistentes presiones de Jules Rimet para convencer a los belgas y al país natal del Presidente de la FIFA, Francia, para que se uniesen al elenco.

Tras haber logrado persuadirlos, el propio Rimet viajaría a Uruguay en el mismo transatlántico de pasajeros que ambas selecciones. Y también iban a bordo del Conte Verde –construido en Glasgow– la selección de Rumanía, tres árbitros… y el mismísimo Trofeo de la Copa del Mundo.

Sin embargo, los balones y la equipación de entrenamiento brillaron por su ausencia, por lo que los equipos tuvieron que buscar formas creativas para mantenerse en forma durante esas largas semanas en alta mar. Los franceses, por ejemplo, utilizaron los muebles del barco como vallas improvisadas. Pero aunque semejante preparación no fuese la ideal, no sirvió para impedir el buen estreno de los europeos, pues tres de los cuatro combinados del continente iniciaron su andadura con una victoria.

La única excepción fueron nuestros alegres belgas, que en esta imagen aparecen divirtiéndose en la playa de Montevideo. Los Diablos Rojos perdieron sus dos compromisos, contra Estados Unidos y Paraguay, sin marcar ni un solo gol; y tuvieron que afrontar el mismo largo viaje de vuelta a casa tras un Mundial que solamente duró para ellos una semana…

Uno de sus compatriotas, no obstante, sí gozó de un campeonato más provechoso. Por sorprendente que pueda parecer ahora, John Langenus combinaba su labor como árbitro en la fase final con la de reportero para la revista alemana Kicker. Y ese ‘pluriempleo’ no le impidió ser elegido para arbitrar la primera final de un Mundial: el histórico triunfo por 4-2 de Uruguay sobre Argentina.

¿Sabías que…? Algunos de los viajes más largos y arduos para disputar un Mundial son objeto de un reportaje especial en el blog de la página web oficial del Museo del Fútbol Mundial de la FIFA.