Cada vez que Fernando Batista visita la casa de su hermano Sergio, espía la medalla dorada olímpica y se deja llevar…

"La miro con ganas y digo, 'ojalá pueda colgarme la mía'", admite a FIFA.com el técnico de la selección argentina que jugará el Torneo Olímpico de Fútbol Tokio 2020. "Lo hago por el ejercicio de pensar que se puede, y de lo que debemos trabajar para logarla", agrega el ex lateral de 50 años.

El Bocha, que como futbolista jugó el Mundial Sub-20 en 1989, es hermano menor de Checho, el técnico del equipo que, de la mano de Lionel Messi, Javier Mascherano y Sergio Agüero, entre otros, ganó el oro en Pekín 2008. 

En ese entonces, Fernando llevaba ocho años trabajando con juveniles a nivel clubes. Recién en 2017 llegó a la sub-20 de Argentina, viajando al Mundial de la República de Corea como ayudante de campo.

Tras un breve paso por las sub-18 y sub-19 de Armenia, Batista regresó en 2018 a la sub-20 argentina, ahora como entrenador principal. Al frente de ese seleccionado, fue segundo en el Sudamericano 2019 y octavo finalista en Mundial de Polonia. 

Esto le valió las chances de conducir la sub-23, con la ganó el Pre Olímpico y los Juegos Panamericanos. A días de su estreno en Sapporo, FIFA.com conversó con él.

Desde el clasificatorio pasaron 16 meses, una postergación y el nerviosismo de saber qué pasaría con los Juegos. ¿Cómo maneja la ansiedad?

De por sí soy una persona ansiosa, ¡parece que hubieran pasado cinco años de la clasificación! Fue una lástima no jugar cuatro meses después por lo futbolístico, pero ahora que se terminó la indefinición, la ansiedad te come un poco la cabeza, porque es mucho lo que luchaste para estar ahí. Igual, será atípico y quedaremos en el recuerdo por participar en un Juego Olímpico en plena pandemia.

¿Cómo hizo para planificar el trabajo en este contexto?

Adaptándonos. Incluso hoy te vas adaptando, porque sabes qué jugador querés, pero hay que ver si al final podrás contar él. Entonces, hay un Plan A, pero también uno B, C, D y E. Hubo momento que tuvimos que dejar los planes de lado y esperar, pero creo que aprovechamos bien el tiempo y mejoramos todos individualmente. 

¿Y cómo transmitió al grupo sus ideas de trabajo y futbolísticas?

Yo tengo una ventaja: la mayoría pasó por algún ciclo mío, ya sea el del Sudamericano Sub-20 2019, que desembocó en el Mundial de Polonia, el de los Panamericanos de Lima, o el propio del Pre Olímpico. Me conocen, saben cómo trabajo, cómo gestiono, qué espero adentro y afuera de la cancha… Eso no te asegura nada, pero, del mismo modo, yo los conozco a ellos: se cómo llegarles para sacar lo mejor de cada uno. Y claro, siempre mantuvimos el contacto.

¿Qué le hubiera gustado acentuar de cara al tramo final de la preparación?

Tener más tiempo para jugar partidos, que es donde realmente vas a sacándote las dudas, y te permite además darles más oportunidades a los chicos nuevos. No te garantiza resultados, pero si te facilita el trabajo en esta última etapa.

Con la pandemia, la parte mental parece otro gran desafío: los cuidados, el miedo al contagio... ¿Cómo piensa manejarlo?

Nosotros estuvimos hace dos meses en Tokio para unos amistosos, y el protocolo era estricto: no podíamos ni bajar al lobby del hotel, había un ascensor exclusivo... En algún momento nos gustaría darle al jugador ese rato de descanso para liberar la cabeza, y no sé si vamos a poder. Entonces, Iremos con un especialista que trabaje con los deportistas, ¡y con nosotros también! 

Australia, Egipto y España en ese orden… ¿Cómo siente que lo trató el sorteo?

No soy de “elegir” rivales en los sorteos, porque en fútbol, dos más dos no siempre es cuatro. Es cierto eso de que, para lograr cosas importantes, tenés que prepararte para ganarle a cualquiera. Si la zona “es fácil”, pero luego viene Alemania, ¿qué vas a hacer? ¿Sortearlo otra vez? 

A mi me gusta analizar bien el primer partido, porque los otros dos los analizo mejor ahí mismo. Yo puedo tener mucha información de España o Egipto, hasta datos como para qué lado cierra el central, o cuál es la pierna hábil de un delantero, pero ni ellos ni nosotros hemos jugado mucho por la pandemia, es difícil analizar lo colectivo. Si yo pienso en cómo jugarle a Egipto o cerrar con España, no me irá bien con Australia. Esa es mi final hoy. 

Mientras otros buscan con quién hablar de lo que significan unos Juegos Olímpicos, usted tiene a su hermano Sergio a mano. ¿Cómo son esas charlas?

Tener esa posibilidad de hablar con él, que además de ganar el oro olímpico fue campeón y subcampeón mundial como jugador, es una ventaja. Las últimas charlas fueron sobre la lista, me interesaba saber cuántos jugadores había llevado por puesto, por ejemplo. Cosas que van más allá de la idea. 

¿Y qué consejos le ha dado?

El principal es esté convencido de lo que quiero, que eso debe ir por encima de las experiencias de otros. Y después, que disfrute de los Juegos, porque él no lo hizo. Ellos estuvieron un par de días en la villa y ahí se cruzó con Nadal, con Kobe Bryant y otros, pero estaba muy en lo suyo y tomó dimensión tarde. Para nosotros será distinto por la pandemia, pero eso me quedó grabado. A mi, de poder, me gustaría sacarme fotos con todos los deportistas argentinos. Son recuerdos únicos.

Quizás su hermano no lo disfrutó porque, al contar con Messi, Mascherano, Agüero, Di María y Riquelme, por citar a algunos, lo suyo era la gloria o nada. ¿Qué piensa?

Es difícil sacarse el buzo y decir “voy a disfrutarlo”, más en Argentina, donde siempre estás obligado a ganar.  A mi me pasó: ganamos el Panamericano y el Pre Olímpico, me colgué la medalla y te parece un momento más, ¡pero no lo es! Llegas al vestuario, te la sacás y recién caés con el tiempo. No es fácil salir campeón, menos de un torneo así. 

Argentina logró dos medallas doradas y una de plata... ¿Cómo manejará esa obligación ganar?

Yo no vivo pensando que es algo de vida o muerte. Haré todo lo posible para armar el mejor equipo, el mejor grupo, y tratar de ganar la medalla de oro. No desde el “somos Argentina, les vamos a ganar a todos”, sino desde el trabajo. El primer objetivo es acercarnos a las medallas, y cuando estás ahí, querés la dorada. El sueño es ese.