Con 172 partidos, Fara Williams es la jugadora que más veces ha sido internacional con Inglaterra y, hasta hace poco, seguía teniendo grandes esperanzas y objetivos de cara al futuro. La súper talentosa centrocampista del Reading FC se había afianzado desde hace tiempo como una de las principales figuras del fútbol femenino, y sentía que tenía mucho más que dar.

Sin embargo, después de operarse para solucionar unos problemas con su muslo en marzo del año pasado, a la jugadora de 37 años le diagnosticaron un trastorno renal (síndrome nefrótico) tras advertir hinchazón en sus manos, piernas y cara en la recta final de su rehabilitación. Desgraciadamente, los efectos del tratamiento en su salud física –y mental– forzaron su decisión de retirarse.

"Físicamente, estaba filtrando proteínas del riñón a mi cuerpo y, sin duda, eso tuvo un papel muy importante en mi decisión de retirarme”, explica Williams a FIFA.com. “Me aplicaron unas dosis muy altas de esteroides, y debo haber ganado ocho o nueve kilos de peso. Me costaba muchísimo entrenar por cómo me veía, y jugar partidos era diez veces peor".

"Llegó a un punto en el que casi exploté, justo antes de Navidad, cuando llevaba seis meses de enfermedad; [y finalmente] acepté que estaba enferma y que mentalmente estaba teniendo serios problemas. Tardé un tiempo y, pensándolo bien, ojalá lo hubiese aceptado antes", observa.

Williams está familiarizada con las adversidades: superó las dificultades de encontrarse sin hogar durante más de seis años, distanciada de su familia en Battersea (Londres) a los 17 años, con el fútbol como su vía de escape para salir adelante.

Esta dinámica goleadora que se mostraba letal a balón parado fue progresando. Fue la máxima artillera de Inglaterra en la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2011, y marcó el tanto de la histórica victoria de las inglesas sobre Alemania en la edición de 2015, que dio a las Leonas la tercera posición (su mejor resultado de siempre en un Mundial Femenino).

Ahora, al reflexionar sobre su exitosa carrera, sopesa todos los sacrificios que hizo. "Ya hablé de cómo, en la etapa inicial, pensaba que lo que me ayudaba realmente a progresar y evolucionar era mostrar resiliencia y fortaleza mental", explica Williams, "y ocurrió lo mismo en la etapa inicial de la enfermedad, cuando no podía aceptarlo y necesitaba en esos momentos mostrar vulnerabilidad".

"Hablar con la gente y decir las cosas abiertamente, en vez de cerrarme a todo, me ayudó a estar más en contacto con todo", añade.

"Aceptar que necesitas hablar con alguien es difícil. Supongo que, cuando estaba enferma, estaba pidiendo a gritos a través de mis acciones que necesitaba hablar, que quería hablar, pero necesitaba que alguien lo iniciara por mí", concluye Fara.

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