El talón de Aquiles de la campeona del mundo

A principios de junio, Alemania viajó con muchas esperanzas a la Eurocopa 2016. Lo hacía como campeona del mundo y con el objetivo de conquistar su cuarta corona continental. El desenlace es conocido: la Mannschaft cayó eliminada en semifinales (0-2) a manos de Francia, anfitriona del torneo, y el análisis posterior de la derrota es claro: al equipo le faltó pegada.

"Nos faltan algunas cualidades, además de la frialdad necesaria para marcar goles. Es el resultado de una formación específica. Nuestro proyecto del año 2000 para formar a los jóvenes nos ha aportado técnica y creatividad, pero es probable que hayamos dejado de lado algunos fundamentos básicos como el regate y la defensa individual", trataba de explicar semanas atrás el mánager de la selección, Oliver Bierhoff, en una entrevista a La Gazzetta dello Sport. "El fútbol evoluciona como las olas. Al tomar una ola, pierdes la siguiente", reconocía el alemán, un '9' clásico en sus días de jugador.

Esto es precisamente lo que hizo la Asociación Alemana de Fútbol (DFB) tras los pobres resultados en algunos campeonatos de principios de este milenio. Decidió reformar su trabajo de cantera y estableció una red de puntos estratégicos y centros de formación juveniles que, desde entonces, han proporcionado un flujo constante de futbolistas bien formados y notables técnicamente. Así, esta labor ha dado sus frutos en forma de numerosos centrocampistas polivalentes y de gran calidad, pero tiene un debe: no ha sido capaz de sacar adelanter delanteros puros ni laterales de clase mundial.

Se buscan laterales Y no es fácil encontrar el origen de esta carencia. "Quizá radique en que, tras la mala actuación en la Eurocopa de 2000, se dedicaron muchos esfuerzos a producir jugadores bien formados técnicamente, bajitos, veloces y seguros en el pase", analiza Helmut Jungheim, director del centro de formación juvenil del Bayer Leverkusen, para FIFA.com.

Según el propio Jungheim, el hecho de que apenas haya un puñado de laterales de máximo nivel se debe, en parte, a que se trata de la demarcación más compleja del fútbol moderno. Hoy en día, los laterales han de poseer técnica para sumarse al ataque, dominar las labores defensivas y ser rápidos. Un vistazo más allá de sus fronteras muestra que no es un problema sólo de Alemania. Muchos otros países también lo sufren.

"Tenemos que conseguir que los futbolistas quieran volver a jugar en las bandas. Los buenos solamente quieren ser centrocampistas o delanteros", reivindicaba el seleccionador alemán Joachim Loew durante la Eurocopa.

"Es en esta fase de formación donde debemos recuperar la soltura en el uno contra uno. El Bayern cuenta con tres o cuatro expertos en el regate, el Barcelona tiene a Neymar y a Messi. Hoy por hoy, es un factor importante. Cuando veo jugar a los juveniles alemanes, percibo que quizá se abuse del juego de combinación. Hace diez años, el juego de combinación en Alemania era sencillamente un desastre, pero esto ha provocado que nos hayamos olvidado un poco del uno contra uno", afirmaba.

A excepción de Mario Gómez, que resurgió la temporada pasada, muy pocos delanteros alemanes han presentado credenciales para entrar en los planes de Loew últimamente, entre otras cosas porque algunos candidatos no encajaban en la filosofía de juego de los campeones del mundo de 2014. El vacío que dejó Miroslav Klose, goleador histórico de la Copa Mundial de la FIFA™, con su retirada tras Brasil 2014, es palpable. Hasta el punto que en el clasificatorio para la Eurocopa Mario Goetze jugó habitualmente de 'falso 9'.

Muchos bajitos y pocos delanteros clásicos ¿Cómo se forma entonces a un romperredes? "Igual ha sido un error insistir tanto a los futbolistas en que pasaran siempre la pelota", opina Jungheim. "En las categorías inferiores, tenemos que volver a pedir a nuestros delanteros que sean más egoístas y que no teman terminar ellos las jugadas, en lugar de jugar siempre en horizontal".

Por tanto, el delantero centro clásico no tiene ni mucho menos los días contados. Así lo ve también Horst Hrubesch, que en su día fue un ariete alemán sobresaliente en el juego aéreo y que en agosto guiará a la selección olímpica de su país en Río de Janeiro.

"Actualmente, se intenta jugar con futbolistas bajitos y rápidos en ataque, y se juega menos por las bandas, desde donde centrar el balón para que defina el delantero", explica el campeón de Europa de 1980 en su charla con FIFA.com. "Pero yo siempre he advertido de los riesgos que conlleva renunciar a un delantero centro, el clásico punta alto, fuerte físicamente y buen cabeceador. Porque si cuentas con los futbolistas adecuados en las bandas, capaces de centrar buenos balones, se convierte en una baza poderosa".

Hrubesch señala que, aún hoy, muchos partidos se deciden gracias a este tipo de jugadores o por medio de cabezazos precedidos de un centro desde la banda. "En las categorías sub-19, sub-18 o sub-16 sí existen estos delanteros clásicos", asegura Hrubesch, que ve la luz al final del túnel.

No cabe duda de que se trata de un problema complejo, cuya solución no es sencilla, pero tal vez Bierhoff, Hrubesch y compañía estén en lo cierto y la próxima ola traiga una buena hornada de laterales y delanteros centro alemanes de alto nivel. Quién sabe, quizá lleguen aún a tiempo de disputar la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018™.