El sueño hecho realidad de los seguidores de EEUU

Hará unos diez años, Jim Elliston llegó a un acuerdo con su hija pequeña: le prometió que si alcanzaba un Mundial él viajaría en persona a animarla. Aunque quizás sea una escena vivida en otros miles de hogares, la diferencia es que este sueño sí se ha hecho realidad.

Jim Elliston y su esposa, Patricia, hicieron un largo y duro viaje de 41 horas desde su casa en Omaha (Nebraska) para ver a su hija Maddie, uno de los puntales de la retaguardia estadounidense, actuar con las Barras y Estrellas en Papúa Nueva Guinea. Otros progenitores de más de diez jugadoras se han desplazado también hasta Oceanía para animar a Estados Unidos en la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA.

“Al verlos después del partido sentí mucha emoción”, dijo tras el encuentro una exultante Maddie Elliston a FIFA.com, apenas momentos después de encontrarse con sus padres por primera vez desde su llegada a Papúa Nueva Guinea. “Siempre es algo especial jugar delante de tus mayores fans, tus principales seguidores”.

Con el corazón latiendo fuerte No fue un mal encuentro para Estados Unidos y su audaz grupo de hinchas, reforzado por algunos lugareños que se habían animado a defender los colores de las Barras y Estrellas. El equipo logró capear el temporal de su gran rival de la CONCACAF, México, y luego un gol en el tiempo añadido de Kelcie Hedge, suplente de inicio, le dio un memorable triunfo por 2-1.

“Siempre me decían que si llegaba a un Mundial ellos irían, y aquí están. Es asombroso jugar delante de ellos y de todos los hinchas, y con esta gran victoria ha sido algo absolutamente increíble”, confiesa.

“Estoy emocionadísima de volver a ver a mis padres, que han hecho un largo viaje para estar aquí. Nunca me habían visto jugar con la selección, así que es estupendo que hayan podido venir”.

Los Elliston proceden de una de las regiones de menos tradición futbolística de Estados Unidos, pero no por eso dejan de albergar grandes ambiciones. “Maddie siempre ha tenido metas muy altas, yo no podía perderme esto”, dice Jim. “Maddie quiere jugar al máximo nivel, y en los Juegos Olímpicos. Mallory Pugh ya lo ha conseguido, así que nunca se sabe. Por supuesto, a medida que la cima está más cerca, se vuelve más difícil todavía”.

También pudo disfrutar del espectáculo Mark Riehl, padre de la defensora Kaleigh, que hizo el largo trayecto desde Fairfax (Virginia) hasta Melanesia acompañado del orgullosísimo tío de la jugadora, Kurt. “Uno siempre espera que ocurra algo como esto”, señala.

“Kaleigh siempre juega con corazón y decisión. Era algo tácito que quisiese estar aquí. Siempre soñamos con que pueda ocurrir algo positivo, aunque era imposible saberlo”.

La próxima etapa de su trayectoria es un duelo de semifinales contra la RDP de Corea. ¿Qué posibilidades hay de que a ese choque le siga un cuarto título mundial para Estados Unidos? Sin duda, la historia estaría entonces completa para la familia Elliston y todas las demás que han acompañado a sus muchachas.