domingo 20 noviembre 2016, 12:13

Dos estrellas animan a las decepcionadas canadienses

La aventura papú ha terminado para la selección sub-20 femenina canadiense. Después de caer a manos de España (5-0), Nigeria (3-1) y Japón (5-0) en la fase de grupos, las Canucks se disponen a tomar el vuelo de vuelta a Norteamérica. La decepción que sentían era comprensible tras sonar el pitido final en el Estadio Nacional de Fútbol de Port Moresby este domingo por la noche.

Sin embargo, no han tardado en llegar los mensajes de ánimo desde su país. “Esta es la selección más joven que ha enviado Canadá a un torneo de este calibre”, recuerda el seleccionador nacional absoluto, John Herdman, en declaraciones exclusivas a FIFA.com. “El objetivo es que las jugadoras acumulen experiencia al más alto nivel. El pasado demuestra que tener éxito en las categorías juveniles no es garantía de ir a triunfar luego en la absoluta”, recalca.

“Mi mensaje a las jugadoras es que no deben dejar de aprender y de mejorar. Saber asimilar las victorias y, sobre todo, las derrotas es algo fundamental para sus futuras carreras”, añade.

En 2006 Herdman, candidato al Premio The Best al entrenador de la FIFA 2016 de fútbol femenino, se convirtió en el técnico más joven en participar en una Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA, a la edad de 31 años y 29 días. “Por aquel entonces dirigía a Nueva Zelanda, y era la primera participación del país en un Mundial”, recuerda. “Fue una experiencia sencillamente increíble. Todo estuvo organizado de maravilla. Codearse con las demás selecciones al más alto nivel es lo más grande que pueda experimentar cualquier entrenador. Dirigir a una selección nacional es algo totalmente distinto a entrenar a un club. El número de torneos en los que se participa es de vital importancia para el éxito y para el continuo desarrollo tanto de los entrenadores como de los futbolistas, en su camino hacia la cima”.

El inicio de una carrera extraordinaria Una futbolista que ya ha alcanzado la cima del deporte rey es la mayor estrella que haya dado Canadá, Christine Sinclair. Es la jugadora con mayor número de internacionalidades de su país, 250, y se ha colgado dos medallas de bronce en el Torneo Olímpico de Fútbol femenino.

La candidata al Premio The Best a la jugadora de la FIFA 2016 actuó por primera vez en una prueba global en 2002, ante su público, con motivo de la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA, y registró un balance de diez goles, que le valió la Bota de Oro adidas y el Balón de Oro a la mejor jugadora del certamen. “Aún recuerdo perfectamente ese Mundial y cómo nos apoyó nuestra afición”, afirma. “Jugar en unos estadios tan grandes fue una experiencia única. Supuso el comienzo de mi carrera, y quizás también el principio de los éxitos del fútbol femenino en Canadá”.

Sinclair piensa ya en la próxima generación, y dice a FIFA.com: “Jugar un Mundial siendo aún joven ayuda a afrontar la presión y las expectativas de un modo distinto. El equipo que ha viajado a Papúa Nueva Guinea acaba de empezar su trayecto. En Canadá consideramos el panorama completo, y ese tipo de experiencia, positiva o negativa, contribuye al desarrollo de las jugadoras, y por tanto de toda la selección. Tienen que reponerse lo antes posible y proyectarse al futuro”.

Es el caso, especialmente, de Deanne Rose, una de las mayores promesas presentes en Papúa Nueva Guinea, que participaba en su tercer gran torneo del año. Después de conquistar el bronce olímpico con Sinclair este verano en Río de Janeiro, tras disputar cinco partidos y marcar contra la nación anfitriona, Brasil, en el choque por el tercer puesto, la centrocampista fue convocada para el Mundial Femenino Sub-17. En esa competición, vio puerta en el empate a 1-1 de las suyas ante Alemania en la fase de grupos.

Rose y la capitana, Bianca St Georges, son dos de las muchas futbolistas que ya se están abriendo paso en el combinado absoluto, y es posible que al menos una de ella pueda recordar un día con orgullo el Mundial Femenino Sub-20 2016 celebrado en la otra punta del planeta y, al igual que Sinclair, decir: “Allí fue donde empezó mi carrera”.