lunes 15 febrero 2016, 08:09

Diagne, Francia en azul y... negro

En 1931, en una Francia desde cuyas fronteras empezaba a oírse ruido de tambores, y que organizaba una gran exposición colonial, la convocatoria del defensor Raoul Diagne con la selección habría podido suscitar críticas y comentarios hostiles, puesto que se trataba del primer jugador de raza negra que vestía la camiseta francesa.

Cuando los Bleus se midieron a Checoslovaquia en Colombes aquel 15 de febrero de 1931, se produjo, ciertamente, una reacción virulenta. Nada menos que la de un ministro francés. Para más señas llamado... Blaise Diagne, entonces Subsecretario de Estado para las Colonias. Sí, el padre de Raoul…

El alto funcionario no aprobaba la carrera elegida por su hijo, ya ue él quería que se dedicase al ejército o a la medicina. Hasta manifestó su intención de no acudir nunca a los estadios para ver jugar a su vástago. Una pena, porque se perdió numerosas gestas.****

“**Defensa, no lateral” **Al margen de la repercusión que tuvo en la familia Diagne, este acontecimiento en la historia del fútbol francés pasaría relativamente desapercibido, al contrario que la convocatoria del primer futbolista negro por la selección inglesa, Jack Leslie, que había recibido la llamada de su combinado nacional en 1932, aunque luego la Asociación la anularía al saber que el jugador del Plymouth no era blanco.

En Francia, en cambio, al día siguiente de aquel encuentro especial saldado con una derrota por 1-2 de los franceses, la prensa juzgó la actuación del debutante únicamente en el plano deportivo, sin ninguna alusión al color de su piel. “Diagne, que se estrenaba con el equipo tricolor, se mostró en todo momento excelente en el apartado defensivo de su función; en ataque, todavía le queda mucho por aprender”, escribiría Michel Rossini, redactor jefe de la revista Football.

Y el aprendizaje de Diagne, nacido en 1910 en la Guayana Francesa, donde su padre estaba entonces destinado, empezó cuando tenía 13 años, con el Stade Français, antes de incorporarse al Racing Club de París tres años más tarde, en 1926. Allí se hizo un sitio de inmediato, gracias a sus cualidades atléticas —medía 1,87 metros— y su polivalencia.

Si bien él mismo se definía como “defensa, no lateral”, podía actuar en cualquier demarcación. También bajo los tres palos, donde, en 1931, llegó a sustituir un día al guardameta titular, André Tassin, lesionado, y se quedaría allí cuatro meses, ¡para disputar la primera mitad completa de la temporada 1935/36! Esa campaña concluyó con un doblete de liga y copa, que forjaría la leyenda de Diagne, quien acumuló 18 internacionalidades y una experiencia en la Copa Mundial de la FIFA Francia 1938™. En cualquier caso, eso fue en la faceta deportiva.

Gabin, Baker y un guepardo Porque, fuera de los terrenos de juego, la trayectoria del zaguero diestro fue también una fuente inagotable de anécdotas y bellas historias. Raoul, fumador y juerguista, era un habitual de las noches parisinas, a pesar de la presión paterna. “Le gustaba divertirse en Montmartre. Era un muchacho encantador y alegre”, confirmó su compañero de selección Alfred Aston, acerca de las salidas nocturnas de Diagne por los cabarés de la capital, donde entabló amistad, sobre todo, con el actor Jean Gabin o la cantante Joséphine Baker. “Ella me llamaba 'hermanito', y una vez hasta me hizo subir al escenario con ella”, recordaría el futbolista noctámbulo.

La leyenda dice incluso que Diagne fue visto paseando por las calles de la capital... ¡con un guepardo atado por una correa! “Se lo regalaron a mi padre durante un viaje a Senegal. Se llamaba Rosso, y no era peligroso, pero tuve que separarme de él cuando empezó a crecer”, confirmó un día el jugador, que también establecería un vínculo estrecho con el país africano, en el que había nacido su progenitor.

Después de su trayectoria como futbolista, que terminó en el US Gorée, en tierras senegalesas, emprendió una carrera como entrenador, que lo llevó por Bélgica, Argelia y Francia, antes de convertirse en el primer seleccionador de la historia de Senegal, en 1960. Bajo su dirección, los Leones de la Teranga obtuvieron su primera victoria sobre Francia, con motivo de los Juegos de la Amistad de 1963 (2-0).

Falleció en 2002, sin saber que, decenios después de que él abriese el camino, el máximo goleador de la historia del combinado francés —Thierry Henry— y el jugador con más internacionalidades —Lilian Thuram— tendrían su mismo tono de piel.