Cuando Laudrup peleó el título mundial de fútsal

Si el mediapunta danés Christian Eriksen, el capitán de la selección estadounidense, Michael Bradley, y el astro argelino Riyad Mahrez compitiesen en la Copa Mundial de Fútsal de la FIFA que empieza esta semana en Colombia, más de uno se sorprendería. Parece un supuesto inconcebible, pero lo cierto es que eso fue exactamente lo que hicieron los homólogos de finales de la década de los 80 de estas estrellas de hoy en la primera edición del torneo en 1989.

Si retrocedemos 27 años, veremos que, entre los que entraron entonces en las pistas estaban Brian Laudrup, uno de los futbolistas más exquisitos que ha dado Dinamarca, Michael Windischmann, que no tardaría en lucir el brazalete de las Barras y Estrellas en su primera Copa Mundial de la FIFA™ en 40 años, y Lakhdar Belloumi, posiblemente el mejor jugador de la historia de Argelia.

Podemos seguir. En aquella cita en los Países Bajos participaron otros cuatro jugadores que ya habían competido en un Mundial de fútbol once o que lo harían más adelante: el canadiense Paul Dolan y los estadounidenses Tab Ramos, Peter Vermes y Steve Trittschuh.

“Fue divertidísimo, porque pudo verse mucho juego técnico, una gran calidad y variedad entre los países”. Así lo analiza Laudrup, autor de cuatro goles en tres partidos durante el certamen. “A nosotros no se nos conocía por la técnica. Siempre se nos había considerado jugadores físicos, muy firmes tácticamente, pero después de ese torneo pudo verse que los futbolistas daneses también tenían calidad técnica, ¡o al menos algunos de nosotros!”.

Un éxito inesperado Fue la primera vez que un torneo de la FIFA salía del césped. Tardaría 16 años aún en pisar la arena. Aquella cita también supuso el regreso de un torneo de la FIFA a los Países Bajos en más de seis décadas, después de los Juegos Olímpicos de Amsterdam 1928. De hecho, la Federación Neerlandesa (KNVB) cumplía entonces los 100 años, y su vicepresidente de aquella época, Martern Kastermans, lo resume a la perfección: “Fue una fiesta por partida doble”.

El fútsal ya gozaba de una gran popularidad en esta zona de Europa, de modo que los Países Bajos era el lógico anfitrión, y figuraban entre los favoritos al título, junto con Bélgica y Brasil, antes de que empezase a rodar el balón. Los pronósticos se confirmaron y las tres alcanzaron las semifinales. Pero pocos contaban con quien fue el cuarto semifinalista: Estados Unidos. Sin embargo, si lo analizamos con más detenimiento, no fue casualidad.

“De jóvenes, en Nueva York, cuando nos estábamos formando, competíamos en torneos de pista, que se englobaban más en el sistema del fútsal, el balón traspasaba las líneas, a diferencia de la liga de fútbol sala, que tenía tableros que protegían las paredes”, explica Windischmann, capitán de Estados Unidos en Italia 1990, en una época en la que la modalidad de pista cubierta era enormemente popular en su país.

“A veces se jugaba en pistas de hockey con un tapete por encima”, dice Dolan, que defendió la meta de Canadá en México 1986, refiriéndose a las ligas norteamericanas de fútbol sala. “Pero en 1989 ya era fútsal de verdad, aunque algunas de esas habilidades se aplicaban en la pista de madera, y la experiencia de los Países Bajos fue muy divertida”.

Pero incluso con esa experiencia en las pistas, la Federación Estadounidense de Fútbol tenía pocas expectativas. “Cuando llamamos por teléfono y dijimos ‘el equipo ha ganado los partidos y pasa de fase’, contestaron: ‘¿ah, sí?”, recuerda Windischmann. “Luego recibieron otra llamada para comunicar que habíamos pasado a cuartos de final, ¡y luego ya a semifinales!”.

Y si bien el país organizador puso fin a su trayectoria, logrando de paso la clasificación para la final, frente a Brasil, el capitán estadounidense pudo disfrutar de una última emoción. “El partido por la medalla de bronce fue increíble”. Se saldó con un vibrante triunfo por 3-2 sobre los belgas, que dejó un excelente recuerdo, todavía muy apreciado.

“Yo tuve la suerte de marcar el gol que forzó la prórroga, me acuerdo perfectamente: el arquero interceptó el balón y yo marqué en el rechace, de tacón”. Una diana de Vermes a un minuto del final sirvió luego para certificar su mejor desempeño histórico en un torneo de la FIFA masculino, para sorpresa del propio Windischmann. “Ni siquiera lo sabíamos, hasta que volvimos a casa y alguien lo mencionó”.

Caminos distintos En la final de este torneo inaugural, Brasil terminó imponiéndose por 2-1 a los anfitriones delante de los 4.000 aficionados que abarrotaron el Sportpaleis Ahoy de Rotterdam. Allí, los sudamericanos conquistaron el primero de los cinco títulos que suman actualmente.

La época en que estrellas del fútbol 'tradicional' saltaban a la pista ya ha quedado atrás, pero la modalidad ha progresado y se ha desarrollado, para marcar su camino diferenciado. El último jugador que actuó en ambos, allá por 2000, fue el costarricense Rolando Fonseca, que luego competiría en Corea/Japón 2002.

“A veces veo los partidos de la liga brasileña de fútsal y algunos de estos jugadores son absolutamente fenomenales”, señala Brian Laudrup. “Pero cuando lo intentan fuera de la pista no logran practicar ese tipo de juego, porque es un deporte distinto”.

Sin embargo, es indiscutible que ellos ayudaron a dar impulso a una Copa Mundial de Fútsal de la FIFA que estaba dando sus primeros pasos, y que en breve celebrará su octava edición en Colombia.