Una vez cumplida su misión, el rostro de Sebastián Córdova se iluminó de alegría. Acababa de concluir el partido por la medalla de bronce en Saitama, y la selección mexicana había derrotado al combinado anfitrión por un cómodo 3-1.

Después del oro conquistado en 2012, Córdova y los suyos sumaron la segunda medalla de la historia de su país en el Torneo Olímpico de Fútbol Masculino.

Y lo que quizá sea aún más importante: el centrocampista había cumplido su palabra. “Lo prometido es deuda. Se lo prometí a mi familia, a mi novia y a todos mis seres queridos. Vine aquí a por una medalla y nos volvemos con una”.

Córdova se empleó a fondo con tal de que su plan saliera adelante, y participó directamente en los tres tantos del Tri. El 1-0 fue obra suya al convertir con seguridad una pena máxima; el 2-0 llegó después de que Johan Vásquez cabeceara a la red un gran centro suyo tras botar una falta. Y, ya en la reanudación, y a la salida de un córner, asistió a Alexis Vega, que conectó un potente cabezazo.

“Creo que me he sentido muy cómodo, se ha visto en el terreno de juego. Sin el equipo no podría haber hecho estas cosas, así que les doy las gracias por la confianza que me han dado. Es fundamental”.

Para el centrocampista del Club América mexicano, este podría ser incluso el pistoletazo de salida para el siguiente paso en su carrera: “Me mentalicé antes de venir aquí de que iba a disputar un gran torneo. Ahora hay que esperar, ver y analizar lo que llega. Habrá que mejorar lo que tenga que mejorar, pero he de seguir por este camino”.

“Fue un torneo muy difícil, ya que nos tocaron tres selecciones muy buenas en la fase de grupos e hicimos cosas que muchos no creían. Nos vamos muy felices a casa con esta medalla. No cualquiera puede llegar hasta aquí y conseguir una medalla. Estamos felices y orgullosos de lo que conseguimos”, reconoció Córdova.

“Hemos vuelto a entrar en la historia del fútbol mexicano, así que la afición que disfrute la medalla y la festeje”, añadió su compañero en el centro del campo Luis Romo. “Estoy disfrutando del momento, y mañana cuando nos cuelguen la medalla va a ser una sensación muy bonita. Hoy es momento de asimilarlo. Era importante volver con esta medalla. Era un sueño que tenía desde niño”.

Tal vez el fútbol mexicano no acabe de llamar la atención en Europa, por eso, en opinión de Carlos Rodríguez —el tercer centrocampista en el once titular de México—, ganar la medalla de bronce es más importante si cabe.

“Este tipo de torneos los ve todo el mundo y es una gran ilusión que nos vean. Sé que los mexicanos tenemos calidad para competir a estos niveles, y hay que hacerles ver a todos que estamos preparados para estos partidos, que deben tenernos en cuenta”.

En la sofocante noche del viernes en Yokohama, el Tri demostró estar a la altura de las circunstancias y escribió un nuevo capítulo en el libro de historia del fútbol mexicano.