viernes 10 abril 2020, 08:09

Cahill: El deporte será fundamental para reparar el corazón y el espíritu

Por Tim Cahill, embajador mundial del Comité Supremo de Catar 2022

El mundo vive sumido en una gran incertidumbre. No sabemos cuánto tiempo durará esto, si mejorará antes de empeorar ni cómo serán las cosas cuando acabe. Quiero empezar por saludar a todas las personas que están sufriendo de muchas maneras, y algunas más que otras. Las consecuencias físicas, psicológicas y económicas se dejan sentir en todo el mundo.

El deporte ha sido el centro y el motor de mi vida desde que tuve edad suficiente para patear un balón en el jardín familiar, con mis hermanos y mi hermana, pero una situación como esta lo pone todo en su debida perspectiva. En estos momentos, el fútbol no es tan importante. La gente está enferma, asustada y estresada. Muchos han perdido a sus seres queridos. Dar patadas a un balón no tiene ya importancia ante las circunstancias demoledoras que tantos están viviendo.

Sin embargo, aunque ha llegado el momento de que el deporte quede en segundo plano, trato de pensar en el futuro, en el momento en que todo esto haya terminado. Ya sea dentro de seis semanas, de seis meses o de mucho más tiempo, creo que el deporte se revelará como uno de los instrumentos más poderosos que tenemos para devolver la normalidad a la gente. No será solo el deporte profesional, aunque este desempeñará sin duda una gran labor. Estoy convencido de que el deporte de base se convertirá en una herramienta igual de fundamental, que servirá para reunir a las comunidades cuando la amenaza del coronavirus haya pasado.

Una de las cosas más duras de la situación en la que vivimos es lo mucho que nos ha dividido. Primero nos recluyó en países, pues las fronteras se cerraron a lo largo y ancho del mundo; después, en ciudades, cuando se limitó la libertad de movimientos; y, por último, en muchos casos, nos ha confinado en nuestros domicilios. Es muy importante que nos desprendamos totalmente de esta mentalidad cuando se levanten las restricciones, y creo que el deporte podrá desempeñar un papel destacado para lograrlo.

Uno de los grandes poderes del deporte es su capacidad para unir a las personas. En concreto, las máximas competiciones internacionales, como los Juegos Olímpicos y la Copa Mundial de la FIFA, aúnan al mundo de una manera realmente increíble. He tenido la gran suerte de participar en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y en cuatro Copas Mundiales de la FIFA, y actualmente soy embajador del Comité Supremo para la Organización y el Legado de Catar, la organización responsable de la prestación del próximo Mundial en 2022.

Como deportista, en estos grandes acontecimientos sientes un ambiente especialmente poderoso de celebración compartida. En Rusia, durante la fase final de 2018, las calles de Moscú se llenaron de aficionados procedentes de todos los países que disfrutaron todos juntos en una gran fiesta. El ambiente era contagioso. Los diferentes grupos se encontraban allí para apoyar a sus respectivos países y deportistas, pero cuando ves cómo se hace historia ante tus propios ojos (por ejemplo, la gesta de Usain Bolt en los Juegos Olímpicos de Río), notas que el mundo entero se une en un único latir. Sé que la Copa Mundial de Catar, que tendrá lugar justo cuando más la necesitamos, será exactamente así.

He tenido la suerte de ver cómo crecen sus estadios, cómo se preparan para ofrecer un espectáculo que recordaremos durante muchísimo tiempo. Tanto si podemos estar allí en persona como si la seguimos por televisión, la Copa Mundial de 2022, la “próxima” competición realmente mundial que probablemente se celebre después de estos tiempos tan arduos, se convertirá en un potente símbolo y en un instrumento de incalculable valor para la unidad, la solidaridad y la recuperación en todo el mundo.

En segundo lugar, en mi opinión, el deporte desempeñará un papel importantísimo en las bases. En la situación actual nos encontramos físicamente distanciados unos de otros por nuestra propia seguridad. Cuando llevo a mis hijos a dar una vuelta por el barrio, debemos evitar acercarnos a personas junto a las que normalmente pasaríamos con una sonrisa y un saludo. Lo mismo ocurre en el supermercado y en otros espacios públicos. Tengo que decir que esto me resulta especialmente extraño. El mundo parece mucho menos acogedor. Se necesitará un esfuerzo consciente por nuestra parte para cerrar el espacio que ahora nos separa cuando sea seguro hacerlo. Es aquí donde espero que el deporte de base desempeñe una labor importante.

Como padre puedo asegurar que no hay nada mejor que animar a tus hijos cuando juegan al fútbol persiguiendo sus sueños de hacerse profesionales algún día o simplemente divirtiéndose con sus amigos. El deporte nos une: palmadas después de marcar un gol, apretones de manos tras el pitido final de un partido o abrazos a tus padres cuando un encuentro ha terminado. Llevo ocho años ocupándome de la dirección de escuelas de fútbol base en Australia, y también participo en el programa Generation Amazing de Catar.

Ha sido fantástico constatar, al igual que en muchos otros campos del deporte, de la industria y de los medios de comunicación en todo el mundo, el ingenio y la inventiva que surgen en tiempos tan difíciles, en los que tantos programas de salud, forma física y responsabilidad social se ofrecen online para aportar su grano de arena y mantener a las personas conectadas, activas y saludables. Generation Amazing ha hecho lo propio con sus sesiones online en Instagram. Estoy deseando participar en ellas muy pronto.

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Antes de que empezara la crisis, comprobé cómo los niños adquieren una gran confianza al formar parte de estos programas y lo bien que se lo pasan aprendiendo nuevas técnicas y conociendo nuevos amigos. Creo que, en el mundo posterior al coronavirus, el fútbol base, ya sea en partidos de cinco jugadores en los campos del barrio, en el recreo del colegio o en las ligas organizadas los fines de semana, nos ayudará a estar juntos de nuevo.

Creo que los que tengamos la suerte de salir de esta situación nunca más daremos por hechas ciertas cosas. Como muchos otros, me encuentro separado de mis padres y hermanos, que viven en la otra punta del mundo. Afortunadamente sigo en contacto con ellos y, además, el hecho de que tenga a mi lado a mi esposa y a mis hijos cada día supone un gran alivio para todos nosotros.

Sé que el primer partido de fútbol que vea en televisión y la primera patada a un balón en el parque con mis hijos serán impagables, al igual que para millones de personas de todo el mundo. Aunque, por el momento, las circunstancias nos obliguen a distanciarnos y a vivir separados, estoy absolutamente convencido de que el deporte es una de las cosas que volverán a unirnos.