lunes 06 julio 2020, 07:45

A todos los que decían que era imposible...

A todos los que decían que era imposible

que el mundo se interesase por el fútbol femenino,

que unas jugadoras de fútbol llenasen un estadio,

que el fútbol femenino fuese ante todo fútbol...

Me gustaría contarles una historia.

La de un mundo donde lo imposible no existe.

La de un punto de inflexión en que el fútbol femenino pasó de la sombra a la luz.

La del año 2019, en el que numerosos sueños se hicieron realidad.

Entre ellos el mío: cubrir un Mundial de fútbol y ver explotar el fútbol femenino a los ojos del planeta.

Pero esta historia empezó mucho antes…

Cuando era niña –y todavía hoy ocurre–, a menudo me preguntaron por qué me gustaba el fútbol. No creo que les hagan esa pregunta a los chicos. Por lo que recuerdo, disputaba competiciones dignas de la Copa Mundial en el salón con mi hermana gemela. ¿Pero qué niño no se ha divertido con un balón?

En 1998, cuando el corazón y los ojos de los franceses brillaban con una primera estrella para los Bleus, mi padre me apuntaba a mi primer club. Jamás me perdí ni uno solo de mis partidos o entrenamientos durante ocho años. Yo era la única chica que jugaba al fútbol en el patio de recreo. Cuando algunos chicos me decían que no podía jugar porque era una chica, simplemente me parecían estúpidos y permanecía en el campo.

Me prometí a mí misma que haría del fútbol mi oficio. Cuando me preguntaban lo que quería hacer más adelante, yo decía “futbolista”, aunque no tenía talento. En 2012 me incorporé en prácticas al servicio de comunicación del FC Girondins de Burdeos. Estaba en el mejor sitio que podía estar. Incluso tuve el privilegio de entrevistar a Zinédine Zidane.

Ese año hice mi tesis sobre la oportunidad estratégica de invertir en el fútbol femenino y luego, en 2015, desarrollé como voluntaria toda la comunicación del AS Mónaco de fútbol femenino.

En 2017, con el objetivo de incorporarme a un club de fútbol profesional, puse en marcha “Champions du digital”, un blog dedicado al marketing del deporte para compartir mis consejos sobre mercadotecnia deportiva y para desarrollar el fútbol femenino.

Y luego llegó 2019.

Ese 7 de junio de 2019 en el Parque de los Príncipes, mis ojos brillaron mientras sonaba La Marsellesa. ¡Y seguramente no fui la única!

Tengo centenares de recuerdos. Asistí a 11 partidos. Compartí los entresijos del Mundial en mis redes sociales e hice algunos “takeovers” de la cuenta de Instagram @fifawomensworldcup.

Podría hablaros…

De todas esas personas formidables del mundo entero que pude conocer.

De ese encuentro con la selección de Chile.

De esa familia estadounidense que creó un ambiente increíble en un autobús de Le Havre...

De ese partido, el más largo de la historia, en el que participé en Lyon, De ese hincha escocés que tocaba la gaita en París, De ese viaje a Lyon en el que me encontré con toda la selección de Estados Unidos en el tren cuando tenía que crear contenidos para la SNCF, socio nacional de la competición...

De esas camisetas con los nombres de Le Sommer, Henry, Bronze, Morgan, Rapinoe o Heath que se veían en las calles francesas...

De mi abuela de 87 años que me llamó al día siguiente del Francia - Brasil para decirme que las Bleues habían ganado, aunque ella nunca ha visto un partido de fútbol. De ese discurso de Marta lleno de emoción. Del liderazgo de Megan Rapinoe y de sus compañeras de selección, que tan bien hacen oír la voz del fútbol femenino más allá del terreno de juego. Esa final vivida en el estadio con mi hermana gemela...

Ese Mundial demostró que todo era posible.

Actualmente estamos en 2020. El mundo hace frente a un adversario invisible que ha detenido el balón, pero la Tierra no debe parar de girar. Hay que avanzar y mantener la esperanza.

Hace un año que Francia recibió al mundo del fútbol. La barrera de las 200.000 federadas se ha alcanzado, pero los estadios siguen estando igual de poco llenos en la liga, exceptuando al OL, cuyo presidente, Jean-Michel Aulas, ha invertido ante todo con una verdadera visión.

Con todo, ¡es innegable que esta selección se ganó el corazón de los franceses!

Estoy convencida de que la clave para subir de nivel es la comunicación.

Gracias a las redes sociales, las futbolistas se han convertido en sus propios medios de comunicación, y hacen avanzar individualmente el interés por el fútbol femenino.

Si todos los clubes profesionales y federaciones elaborasen una estrategia de marketing y de comunicación para su sección femenina, podrían generar una identificación con su equipo, crear una verdadera comunidad de aficionados, suscitar un interés de los patrocinadores y de los medios de comunicación, y todo un círculo virtuoso que acabaría repercutiendo en lo deportivo. Algún día me gustaría incorporarme de nuevo a un club profesional o una entidad futbolística para contribuir al desarrollo del fútbol femenino, porque sé que todo está por hacer.

La FIFA ha hecho un trabajo increíble para crear una visibilidad en torno al fútbol femenino. Durante un mes, este Mundial demostró al mundo entero que el fútbol femenino interesaba, que los aficionados estaban presentes, y los medios de comunicación y los patrocinadores también. Ahora les toca actuar a los clubes.

Así que a todos los que decían que era imposible, que no lo olviden nunca: nada es imposible para los que creen que es posible.

Vanessa TOMASZEWSKI