jueves 18 junio 2020, 07:00

Voetbalkraks, un fútbol adaptado y un gran orgullo  

  • El Día del Orgullo Autista se celebra el 18 de junio

  • Profundizamos en el proyecto Voetbalkraks creado por el Club Brujas

  • Objetivo: ayudar a los niños autistas a desarrollarse deportiva y socialmente

Con un palmarés de los más rutilantes del fútbol belga, el Club Brujas tiene numerosos motivos para estar orgulloso. Pero en este 18 de junio de 2020, no es la conquista de un nuevo trofeo lo que debería llevar al conjunto negriazul a enorgullecerse. El Día del Orgullo Autista es una buena ocasión para que FIFA.com ponga el foco en Voetbalkraks, una iniciativa de la fundación del club brujense para brindar a los niños con autismo la posibilidad de practicar el fútbol, pero también de integrarse en la sociedad gracias a su deporte favorito.

El proyecto vio la luz en 2007, cuando un entrenador de categorías menores del club, al mismo tiempo profesor en una escuela, le perdió el gusto a formar a niños en el fútbol competitivo. Este formador prefirió poner sus aptitudes al servicio de los niños autistas, dado que el deporte rey constituye una herramienta especialmente interesante para la integración y el desarrollo de los jóvenes, sea cual sea su condición.

“Gracias a este proyecto, niños que han sido dejados de lado deportiva y socialmente en muchos clubes encontraron una estructura en la que pueden participar; un equipo al que pueden pertenecer y donde pueden lucir con orgullo los colores del club que aman”, explica a FIFA.com Peter Gheysen, coordinador de la Fundación Club Brujas y responsable de numerosos proyectos comunitarios y sociales. “Forman parte de una familia y sus padres tienen la sensación de que están integrados en la sociedad. Pueden jugar al fútbol, entrenarse todas las semanas y disputar partidos, como cualquier niño”.

Integración y comunicación

Como cualquier niño, pero en condiciones perfectamente adaptadas a su situación. “Nuestros entrenadores son formados y seleccionados específicamente buscando unas cualidades que les permiten adaptarse a niños con autismo”, confirma Gheysen, al frente de la fundación desde 2009. “La particularidad de los niños autistas es que necesitan un enfoque diferente en las estructuras y en la comunicación. Para algunos, un pequeño cambio en un programa puede provocar grandes perturbaciones. La estructura de los entrenamientos, la repetición de algunos gestos y ejercicios pueden ser tranquilizadores para ellos. Nuestros entrenadores están atentos a todos estos detalles”.

El proyecto se inició con un entrenador y una decena de niños, y Voetbalkraks cuenta actualmente con 16 entrenadores para un grupo de 60 chicos y chicas de 6 a 18 años; es decir, casi un entrenador para cada cuatro niños. El entorno ideal para unos futbolistas en ciernes que suelen necesitar una atención y un enfoque individual para integrarse lo mejor posible en un grupo. “El fútbol es el deporte de equipo más popular y, para algunos niños con autismo, formar parte de un equipo o saber cómo interactuar con otros niños puede ser difícil”, admite Gheysen. “¿Cómo comportarse con sus compañeros, aprender a ganar, aceptar la derrota, respetar a sus rivales? Gracias a Voetbalkraks, progresan como jugadores de fútbol, pero crecen también en lo que respecta a su comunicación”.

Además de los entrenamientos semanales adaptados, el club organiza regularmente actividades extradeportivas, para reforzar aún más ese sentimiento de pertenencia a la familia negriazul y potenciar sus capacidades de integración social. Ya sea con motivo de un concurso de preguntas sobre la historia del club, o de un taller educativo sobre la alimentación de los jugadores profesionales y la importancia de un desayuno equilibrado, los niños aprenden sin darse cuenta y reciben ese nuevo conocimiento con entusiasmo, ya que proviene del club que aman.

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Orgullo y confianza

Si bien la misión de Voetbalkraks se concentra ante todo en los propios niños, el otro pilar del proyecto consiste en trabajar en pro de la aceptación del autismo por parte de una sociedad que, a menudo, sabe poco de esta discapacidad. “Se ve inmediatamente cuando una persona está en silla de ruedas. Pero el autismo es una discapacidad no visible, por lo que no se sabe al instante cuándo la padece un niño”, explica Peter Gheysen. “Por eso intentamos llamar la atención sobre este equipo; organizar eventos para mostrar que son personas que también tienen talento y cualidades, y que pueden ser parte integrante de la sociedad”.

Así, los niños de Voetbalkraks tienen la ocasión regularmente de compartir entrenamientos con los jugadores del primer equipo, asistir a sus partidos, y servirles de acompañante tomándoles de la mano a su entrada al terreno de juego. “Tratamos de cambiar la imagen y la percepción que tienen los aficionados o la sociedad en general de las personas con autismo”, insiste Gheysen, que considera como la mejor recompensa posible a su dedicación las sonrisas al término de los entrenamientos, así como los comentarios positivos de los padres sobre la evolución de sus hijos: “Nos dicen a menudo que ven evolucionar a sus hijos porque, cada semana, hay algo que los motiva, que esperan con impaciencia, que los hace estar orgullosos y les da confianza en sí mismos”.

Actualmente en Bélgica, aunque cada vez más clubes están poniendo en marcha estructuras adaptadas para las personas con discapacidades mentales, solamente existen tres equipos dedicados específicamente a los niños autistas. Su labor no sólo tiene un impacto positivo en el desarrollo y la integración de estos niños. Además, muestra que el autismo no es una enfermedad que hay que tratar, sino simplemente una diferencia que no impide el buen rendimiento. Para el Club Brujas y su proyecto Voetbalkraks, esa diferencia se ha transformado en una oportunidad. Y hoy, en un gran orgullo.

Más información sobre Voetbalkraks:

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