"Todo el mundo puede ser entrenador. Pero decir a alguien exactamente qué hacer, cómo hacerlo, e incluso decirle el momento adecuado para hacerlo, es algo que requiere conocimientos, experiencia y formación. Por eso es muy importante que nos concentremos en la calidad de la educación". 

Son palabras de Arsène Wenger, quien, dada su ilustre carrera, sabe de lo que está hablando cuando menciona las cualidades necesarias para ser no un simple entrenador, sino un buen entrenador. El técnico francés, que en noviembre de 2019 fue nombrado Director de Desarrollo del Fútbol Mundial de la FIFA, ha hecho de la calidad de los formadores una de sus prioridades.  

En ese sentido, el Programa de Formación de Entrenadores de la FIFA reunió en Zúrich, del 27 al 30 de junio, a un Panel sobre el Marco de Desarrollo de Competencias, bajo la dirección de Wenger, pero también de Steven Martens, director de la Subdivisión Técnica de la FIFA, y Branimir Ujevic, director del Departamento de Formación de Entrenadores de la FIFA.

"La FIFA aspira a dar una oportunidad a cada talento, y eso significa que los jugadores, sea cual sea su nivel, deben no solo tener acceso a buenas competiciones, sino también a buenos entrenadores, capaces de guiarlos en el juego", explicó Martens para justificar la celebración de este seminario. 

"Es importante que cada federación miembro esté en disposición de desarrollar sus propios entrenadores y pueda gestionar sus propios programas de formación. Por ese motivo estamos celebrando este taller, que se concentra específicamente en la manera de desarrollar mejores formadores de entrenadores en el mundo entero", añadió.

Como indicaba Wenger interpretando el innovador estudio iniciado hace dos años, el desarrollo de talentos pasa por una buena calidad de los entrenadores de los equipos juveniles, de la educación y de los conocimientos de los entrenadores: "Hemos visto que a los países que les va bien en el mundo del fútbol son aquellos que tienen el mejor sistema educativo y los mejores entrenadores. Por eso este programa es necesario, para mejorar la competitividad mundial del fútbol". 

Entre los participantes, el australiano Scott O’Donnell, que ha trabajado en el sudeste de Asia, confirmó la necesidad de globalizar la educación de los formadores. "Muchos entrenadores con los que he trabajado en la India, en Camboya, en Malasia o en Singapur, siguen en la India, en Camboya, en Malasia y en Singapur. Tal vez no tienen la suficiente confianza para salir de allí", observó. "Con el Programa de Formación de Entrenadores, tendrán oportunidades de trabajar con otras personas en otros países, de desarrollar una red [de contactos] y de gozar de oportunidades. Eso solo puede ser bueno para el fútbol del sudeste de Asia, porque hay muchísimo potencial". 

A la inversa, Brasil, con sus cinco títulos en la Copa Mundial de la FIFA™ y sus innumerables entrenadores legendarios, podría parecer menos preocupado por la necesidad de formación. Sin embargo, Mauricio Marques, coordinador de los cursos de entrenadores de la Federación Brasileña de Fútbol (CBF), está convencido de la utilidad del programa. "Cuando nos planteamos por primera vez entrar en el programa, pensamos: 'Tenemos cinco estrellas en nuestra camiseta y desarrollamos a los mejores jugadores; ¿por qué deberíamos implicarnos?'", reconoció.

"Cuando entramos en el programa, eso suscitó muchas reflexiones. Pero incluso estando en la cima del fútbol mundial, siempre se debe pensar que se puede seguir mejorando. Nosotros siempre aspiramos a la excelencia; ese fue uno de los factores desencadenantes que nos motivó", añadió. 

Pero en el país de los pentacampeones mundiales y los más de 210 millones de amantes del fútbol, Marques es consciente de que la calidad de los entrenadores no debe limitarse a la punta de la pirámide. "Nuestra responsabilidad con la CBF, apoyada por la FIFA, consiste en difundirlo [el programa], en hacerlo más democrático, en hacerlo accesible en todos los ámbitos que tenemos", resaltó, recurriendo a las cifras para ilustrar sus palabras: 

"Imaginemos que 20 formadores de entrenadores imparten una decena de cursos durante el año; cada curso con 40 entrenadores. Esos formadores llegarán a 400 entrenadores en un año. Si calculas el número de niños a los que influyen, digamos 100 niños al año, estamos hablando de 40.000 niños al año que nos conciernen, ¡solo en Brasil! Si le explicas eso a todas las confederaciones implicadas en el Programa de Formación de Entrenadores que la FIFA está poniendo en marcha, ¡es grandioso!", exclamó. 

Si bien el impacto es colosal en cuanto a personas afectadas, John Peacock, ex jugador y ex entrenador inglés, hoy formador y asesor, prefiere insistir en el valor de los programas de desarrollo. "No es solamente una cuestión de cantidad, sino de calidad", insistió el técnico británico. "Debemos seguir mejorando la calidad de los entrenadores y, aún más importante, de los formadores de entrenadores, que continúan elaborando estos cursos y trabajan con jugadores; jóvenes y de más edad, hombres y mujeres. A fin de cuentas, el objetivo es intentar mejorar el juego a un nivel superior en sus países". 

"Lo que la FIFA está haciendo, apoyando los programas educativos en el mundo entero, es un paso realmente positivo. La gran tarea que tenemos por delante es difundir esos mensajes por todo el mundo y obtener apoyo gracias a estos programas que existen, con el fin de desarrollar mejores jugadores y entrenadores en el futuro", concluyó.