Cuando Bélgica se situó líder de la Clasificación Mundial FIFA Coca/Cola masculina en 2015, los Diablos Rojos y su progresión estaban en boca de todos. Cuatro años después, el combinado belga femenino ha alcanzado su mejor posición en el ranking mundial.

Las causas de los buenos resultados que ha cosechado últimamente la selección belga son muy variadas, como explica el preparador Ives Serneels en su entrevista con FIFA.com.

"Es el fruto de todo el trabajo que están realizando desde hace unos años las personas que estamos tanto dentro como fuera de la cancha, así como en la federación. Cuando llegué, lo primero que hice fue sondear poco a poco lo que se podía hacer, y cómo mejorar la calidad del equipo y del personal que rodea al equipo", explica el técnico de 47 años.

"Empezamos exigiendo más a nuestras futbolistas en el campo. Para mí, como seleccionador, también era importante que tuvieran a su lado un buen cuerpo técnico. Contar con las mejores personas, aquellas que fueran un buen ejemplo para ellas. Introducimos novedades paulatinamente y procuramos ponerle nuevos retos y marcarle nuevos objetivos al equipo cada dos o tres años".

"A continuación, preguntamos a las jugadoras: ‘¿Son objetivos realistas o no?’ Porque es muy fácil decir que queremos ser campeonas de Europa dentro de dos años. ¿Eso es realista ahora mismo? Probablemente no, pero tal vez estemos un paso más cerca de optar a conseguirlo dentro de seis años. He aprendido que siempre es importante gestionar bien todo esto y aportar buenas ideas. Para ello, también debes contar con el respaldo de los máximos responsables de la federación".

El fútbol femenino belga dio un gran paso adelante al participar por primera vez en la Eurocopa Femenina de la UEFA 2017. En el clasificatorio para la Copa Mundial Femenina de 2019, el combinado de Serneels también firmó una buena actuación y fue segunda del Grupo 6, solo por detrás de Italia. En la repesca, Bélgica cayó a manos de Suiza.

"Nuestra clasificación para la EURO 2017 en Países Bajos llegó justo en el momento en que necesitábamos conseguir algo especial para el fútbol femenino belga. Un millón de personas se pegaron a sus televisores. Fue increíble todo lo que provocó nuestra clasificación, tanto dentro como fuera de la cancha".

"En el partido contra Noruega había entre seis y siete mil hinchas belgas en el estadio, algo que jamás habría podido imaginar cuando empecé. Ahora haremos todo lo que esté en nuestra mano para volver a clasificarnos. Hemos sumado seis puntos en dos jornadas, y confiamos en conseguirlo de nuevo", apunta Serneels, que tomó las riendas de la selección belga en marzo de 2011.

"Cada país tiene su propia cultura. Nosotros intentamos sacar todo el jugo a lo que tenemos en Bélgica, pero ahora lo más importante es continuar por el buen camino. La gente se me acerca y me habla de la selección. Ya saben que hay fútbol femenino en Bélgica", añade.

"Cuando empecé, quizá solo lo sabían una o dos personas de cada diez. Ahora, si preguntas a diez personas, seguro que siete u ocho saben algo de fútbol femenino. También es importante lograr buenos resultados y que las jugadoras sientan que la gente está con ellas. Esto nos motiva para trabajar de cara al futuro".

En cualquier caso, el combinado belga femenino no es el único que ha cambiado y evolucionado en este tiempo, también lo ha hecho su seleccionador.

"En lo que a mí respecta, lo que ha cambiado es que esto ya no es cosa de uno, del entrenador en este caso. Ahora he de ejercer más de mánager y delegar responsabilidades en mis compañeros. Considero que son los mejores que podría tener, los que poseen las mejores cualidades".

"Y lo mismo pasa con el equipo. Al principio, el único que hablaba 30 o 35 minutos del partido era yo. Ahora hay un diálogo. Pongo cinco o seis fragmentos de vídeo y los comentamos en pequeños grupos", cuenta Serneels sobre los cambios que ha habido en su manera de entrenar y dirigir a la selección.

"Es un modo de trabajar distinto, y un cambio radical para mí. Las personas que tengo a mi alrededor son profesionales, y aprendemos los unos de los otros. Es una manera diferente de trabajar con la selección absoluta, y algo que también me gustaría introducir en las categorías inferiores".

"El mejor ejemplo es, probablemente, que a nuestros equipos ya no les hablamos de sistemas, sino de métodos. Si las futbolistas conocen estos métodos, tendrán más opciones de crecer y de ser mejores jugadoras el día de mañana. Creo que esto supone una gran diferencia a la hora de entrenar".

"A veces, en los partidos, me altero un poco [ríe]. Pero es mi carácter. Siempre intento estar concentrado y ser positivo. Creo que a las jugadoras también les gusta esta manera de trabajar, porque sienten que tienen responsabilidades, y eso les aporta confianza y fortaleza mental".